Álvaro Morata, después de abandonar como pudo la montaña de compañeros bajo la cual quedó sepultado tras marcar el gol de la victoria, buscó a uno de los utilleros y cogió una estrella de esas que coronan la varita mágica de las hadas. Miró a la cámara y dijo: «¡Para ti!». Justo después, la Federación española, en su cuenta oficial de Twitter, escribía: «Has sido nuestra estrella, Miguel Ángel. Este gol de Morata es para ti». Pero, ¿quién es Miguel Ángel?
Miguel Ángel es un niño de 10 años de Alhaurín el Grande, un pueblo de la provincia de Málaga, que está luchando contra un tumor cerebral desde hace ya demasiado tiempo. A través de la Fundación Pequeño Deseo, que trata de mitigar el dolor de estos niños y sus familias cumpliendo los deseos de los chiquillos, Miguel Ángel logró el sábado cumplir el suyo: conocer a Morata y a Unai Simón.
En ese encuentro, Miguel Ángel le dijo al delantero de la Juventus que este domingo marcaría contra Suecia, y le regaló esa varita mágica para confirmar que lo que le decía era verdad. Morata, obvio, le prometió que si marcaba, se lo dedicaría. Y hasta ahí llegó el madrileño, incapaz de hilvanar más palabras ante los micrófonos. La emoción, según admitió él mismo, se lo impedía. «Esas son las cosas importantes de la vida», zanjó.
En cualquier caso, Miguel Ángel, desde su casa, acompañado por sus padres, recibió la dedicatoria con la lógica alegría. El día anterior, el sábado, estuvo lleno de emociones para él. La maldita enfermedad le ha apartado del fútbol, su gran pasión, un deporte que practica desde los cuatro años.
Es, por este orden, del equipo de su pueblo, del Málaga y del Real Madrid. Desde la Fundación Pequeño Deseo contactaron con la Federación, que en cuanto supo la peculiaridad del caso puso a disposición de Miguel Ángel todo. Conoció a sus ídolos, pero también a Sarabia, que le regaló la camiseta con la que marcó en Grecia, y al presidente, Luis Rubiales.
Estuvo en el hotel de concentración y de ahí regreso a su casa, donde continúa su lucha, pero con el ánimo que da el fútbol, ese lugar tras el que, de vez en cuando, aparece el lado más hermoso de la vida.