Nada más marcar Morata, Luis Enrique pegó un brinco que hubiese dejado patidifusa a Ruth Beitia. Se fue a la montonera de sus jugadores como uno más y luego le pegó un enorme abrazo al goleador. «Me da mucha alegría que haya sido Álvaro el que haya marcado el gol, es como cerrar el círculo», explicaría después. Antes, al final del partido, se abrazó con todos sus ayudantes, con todo el personal, que no es poco, que está en el banquillo del equipo. «Cuando quieras saber la salud de un equipo, mira cómo celebran los goles en el banquillo, los suplentes, el staff, todos… En ese sentido, nuestro equipo está pletórico».
Y tiene razón. Con la clasificación Mundial en el bolsillo, la vuelta de honor al estadio fue una liberación. Una liberación muy grande. «Sí, me he quitado un peso de encima. Me he quitado una mochila de 100 kilos. He tenido más presión en esta fase de clasificación que en la Eurocopa o en la Liga de Naciones. Sí sí, me he quitado un gran peso de encima», reconocía el asturiano después, en la sala de prensa, donde dijo alegrarse mucho por sus jugadores, por sus familias y por los aficionados. Su proyecto continúa hasta el Mundial, que comienza dentro de poco más de un año.
Eso sí, como sabe el funcionamiento de este tinglado, es consciente de que esto, este apoyo y este entusiasmo con la selección, evidente este domingo en Sevilla, puede mudar. «Hombre claro, el día que volvamos a perder un partido, esto será el ‘Holocausto Caníbal'», había dicho a la televisión que retransmitió el partido.
«CIRCO MARAVILLOSO»
«No no, quiero decir que sé perfectamente que si un entrenador no gana, recibe críticas. Es así de maravilloso este circo del fútbol en el que llevo ya muchos años», matizaba, aunque era claro: «Es obvio que hemos pasado por situaciones en las que no hemos tenido apoyo. Afortunadamente, eso ha cambiado, y ahora toca bailar pegaditos todos, por eso tengo muchas ganas de ver a mi mujer, que me está esperando ahí fuera. Pero si hay que bailar rock and roll, volveremos a bailar rock and roll», como anticipando tiempos movidos en las próximas convocatorias (la siguiente será en marzo para dos amistosos).
Destacó el papel de Gavi, cómo no, y de Dani Olmo, uno de sus jugadores fetiche. Pero se regodeó en lo feliz que esetaba. «Ha sido muy bonito ver el campo como estaba, ver el apoyo de la gente ya desde el hotel. Hemos sufrido, pero nos han ayudado y hemos tenido el premio que sinceramente creo que merecían los jugadores. Hemos merecido clasificarnos de forma directa». «Ese entusiasmo significa que lo que hacemos le gusta a la gente. Podemos decir que ahora la selección ilusiona», ha cerrado.
«EL DESTINO HA SIDO JUSTO»
Después ha comparecido Álvaro Morata, que se mostró feliz como no podía ser de otra manera. «El destino ha sido justo, porque en este campo pasé muchos momentos difíciles, pero sabía que iba a tener opciones. Una la mandé fuera del estadio y otra, que parecía más difícil, la metí, así que muy feliz», ha dicho el delantero de la Juventus.
La anécdota ha salido también de su boca. ¿Qué pensó en el gol?: «Pues la anterior la había sacado del estadio, así que me he dicho: ‘cálmate, que la vas a sacar otra vez'».