Kane y Son anotaron para los ‘spurs’ en un apasionante duelo, donde el equipo de Klopp jugó 20 minutos en inferioridad (2-2).
Liverpool y Tottenham firmaron en Londres un partido muy entretenido, repleto de fallos, y en el que los locales perdonaron a unos reds que terminaron con 10 jugadores y ven ahora el liderato a tres puntos. El equipo de Jürgen Klopp pudo encajar cuatro goles en la primera media hora, si no fuera por la mala puntería del rival, aunque logró remontar el 1-0 de Harry Kane, y, con todo a favor, se inmoló con un fallo estrepitoso de Alisson Becker y una «autoexpulsión» de Andy Robertson a 20 minutos del final.
Pese a las dos semanas sin competir, el Tottenham de Antonio Conte dio la imagen de tener preparado este partido desde hace mucho. Supo cómo encontrarle las cosquillas a un Liverpool tocado por la covid y presionado por un Manchester City que no falla. Costaba muy poco a los spurs romper en tres cuartos y crear peligro, desde la ráfaga, no partiendo del control.
Así llegó la primera, con una ruptura de Emerson y un centro raso que controló Kane para encontrarse a la media vuelta con la salvada de Ibrahima Konaté. Y así llegó también el gol. Harry Winks recuperó la bola en el medio, Tanguy Ndombélé sacó el periscopio y encontró hueco entre Konaté y Kane. Joel Matip se equivocó en la marca y Kane pudo recibir dentro del área, controlar y definir cruzado. Su primer gol desde el 17 de octubre, el segundo en su cuenta en la Premier.
EL DERRIBO DE EMERSON
Se desencadenó entonces un carrusel de acciones que pudo desembocar en goleada del Tottenham. Tres contras letales, dos marradas por Son Heung-min, primero al no poder embocar un pase de Kane y después al equivocarse al driblar a Alisson, y una por Dele Alli, que lo tuvo todo a favor en el punto de penalti, pero se encontró con una gran estirada del brasileño. Y el torrente, en lugar de acabar en goleada, terminó con el 1-1. La primera del Liverpool, con una gran anticipación de Robertson por el flanco izquierdo, la culminó Diogo Jota de cabeza.
El portugués fue el dolor de cabeza de la defensa de Conte y casi provoca un disgusto más cuando Emerson Royal le derribó dentro del área. Para incredulidad de Klopp, que fue amonestado por las protestas, ni Paul Tierney ni el VAR apreciaron nada. Para culminar una primera parte más que entretenida, Hugo Lloris sacó el 1-2 a Trent Alexander-Arnold a bocajarro.
El Liverpool había recuperado el control, pero seguía sin saber defender entre sus centrales, que sin la figura de Virgil van Dijk, con covid, sufría mucho en los balones filtrados. Kane, que pese al gol aún no anda fino de cara a puerta, erró dos en un minuto inexplicables. Eric Dier colocó una pelota perfecta al área para permitir el uno para dos de Alli y Kane y cuando el primero hizo el pase de la muerte este se topó con Alisson a la desesperada. En un córner posterior, Kane no pudo dirigir, a un metro de la portería, su cabezazo a la red.
GRAVE ERROR DE ALISSON
Y de tanto perdonar, el Tottenham lo pagó. Entre el enfado del público, que reclamó que la jugada venía precedida de un penalti a Alli, Lloris sacó un remate, entre la mano y la cabeza de Mohamed Salah, sobre la línea. La bola quedó muerta para Alexander-Arnold, que colocó una volea al segundo palo para que Robertson se agachara y la empujara con la cabeza. Pese a que Conte se desgañitaba pidiendo mano y la intervención del VAR, el gol subió al marcador.
¿Coser y cantar para los de Klopp? No, porque instantes después Alisson se complicó la vida en una salida, falló en el despeje y permitió que Son marcara a placer. Y la frustración la pagó Robertson de la peor manera. Sin venir a cuento, le pegó una patada peligrosa a Emerson y, tras la intervención del VAR, terminó en la calle. Con uno menos el Liverpool decidió que no se jugara más y selló un empate que deja como gran beneficiado de la jornada al City, que aventaja en tres puntos al Liverpool y en seis al Chelsea, mientras que el Tottenham es séptimo, a seis puntos de la Champions.