La fiesta del Madrid: las lágrimas de Marcelo, el «Y nada más» de Ancelotti y la promesa de Hazard

La presidenta de la Comunidad y el alcalde de la capital reciben a la expedición campeona de Europa. A las 21:54, Marcelo colocó la bandera del Madrid en el cuello de la Cibeles.

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El aeropuerto de Barajas recibió al Real Madrid a las 6:15 de la mañana de un domingo de resaca convertido en fiesta por la Decimocuarta, conquistada el sábado por la noche en el Stade de France de París. Después de unas horas de descanso, la expedición campeona de Europa encaró una tarde de visitas institucionales, de caras de sueño y de risas por haber vuelto a conquistar el continente ante el Liverpool.

La Catedral de la Almudena, la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento, Cibeles y el Santiago Bernabéu. Ese era el plan de una tarde calurosa en la que en el autobús que arrancó de Concha Espina, con los trofeos de la Champions y la Liga en el asiento del copiloto, ya sonaba el runrún que hace grande a esta generación: «El Madrid es eterno. Y ahora, a por la Decimoquinta», declaraba Florentino Pérez al lado de Isabel Díaz Ayuso. «Este club no tiene dueño, es propiedad de su gente y es a ellos a los que quiero dar las gracias por estar aquí», añadió el máximo mandatario del conjunto blanco.

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«LOS GADGETOBRAZOS DE COURTOIS»

La presidenta de la Comunidad recibió una réplica de la orejona y se atrevió a levantarla de la misma forma que lo hizo anoche Marcelo en Saint-Denis, también bajo los «olé» de la plantilla y los aficionados. «Gracias por demostrar que un equipo se construye trabajando juntos: a la «madrileña». También quiero dar las gracias a «San Courtois». Mientras muchos nos llevábamos las manos a la cabeza, tú no parabas de llevártelas al balón con esos ‘gadgetobrazos’, ¡nos has salvado!», elogió Ayuso, que pidió que «ésta no sea la última Champions de mi gobierno. ¡Cómo no te voy a querer!».

Antes, los jugadores se habían asomado al balcón de Sol para saludar a los varios miles de aficionados que llenaron la plaza. «¡Cómo no te voy querer!», cantó Marcelo, mientras que Ancelotti, padre y entrenador de todos, asumió el futuro. «Canté anoche en el avión y voy a cantar ahora otra vez. Ya me han pedido la 15ª», se resignaba el italiano entre risas.

«COURTOIS, LOS DEL LADO BUENO LLORAMOS CONTIGO EN LISBOA»

Siguiente parada: José Luis Martínez Almeida, alcalde rojiblanco capaz de encajar los golpes mejor que un boxeador. «Voy a beber agua porque alguno de estos que están aquí detrás ha dicho ‘Almeida indio'», se chivó el político entre risas. Detrás, carcajadas entre la plantilla buscando al ‘culpable’, que no quiso dar la cara. Almeida argumentó durante varios minutos la importancia del título de Liga para luego caer rendido a la evidencia: «Pero claro, es que también habéis ganado la Champions. Qué difícil nos lo ponéis a los que no somos del Madrid», bromeó. «La Copa de Europa la juegan once contra once y siempre ganan estos», finalizó, no sin antes dejarle un ‘recado’ a Courtois: «Solo una cosa, Courtois: «Con cariño, permíteme. Los del lado bueno también somos los que lloramos en Lisboa contigo, todos cabemos en el lado bueno en esta ciudad».

LA PROMESA DE HAZARD

A las nueve y 54 minutos de la noche, Marcelo colocó la bandera del Madrid en el cuello de la Diosa Cibeles y le dio un último beso a la Copa de Europa. El brasileño, que no renovará su contrato, dirá adiós el 30 de junio. Cogió el micrófono para cantar y cuando cierto sector de la afición dejó de gritar «¡Mbappé! ¡Hijo de puta!» el capitán blanco inició el «¡Cómo no te voy a querer!».

Se atrevieron a hablar, algo tímidos, Vinicius y Rodrygo, que empezaron diversos cánticos, mientras que Carvajal, Benzema, Casemiro dieron las gracias a la gente. El momento interesante lo protagonizó Eden Hazard, al que no le tembló el pulso para dar la cara: «Han pasado muchas cosas estos tres años, pero el próximo año voy a darlo todo por vosotros». Las palabras del belga hicieron retumbar Cibeles, donde todo era felicidad, y provocaron los abrazos, los cánticos y los bailes de sus compañeros. A unos metros, Gareth Bale sonreía. Para él no parece haber próxima vez.

MARCELO, A LÁGRIMA VIVA

Rozando las once de la noche, la plantilla llegó a un Bernabéu casi lleno, gobernado por un escenario gigante en el que la fiesta siguió hasta la madrugada. Chamartín fue recibiendo uno a uno a sus héroes, con Vinicius, Modric, Benzema y Marcelo como jugadores más aclamados, además de Ancelotti. El brasileño entró al césped entre lágrimas y se arrodillo sobre el escenario para dar las gracias a la afición. «Cierro un ciclo en el mejor club del mundo. Hoy es un día de alegría, no de tristeza. Gracias por las noches mágicas. El futuro del Madrid está en buenas manos», declaró el capitán antes de que sus compañeros le mantearan.

«Dale, dale». A Carletto, a estas alturas, nadie le detiene. Como hiciera en la celebración de la Décima, el técnico italiano dio los primeros acordes del himno nacido en Lisboa. «Vaya temporada…», reflexionaba el transalpino ante las risas de la grada. «¡Y nada más!», cerró Ancelotti. Fin de fiesta con dos vueltas de honor al campo. En unas semanas comenzará la temporada 2022-2023.

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